El presidente ruso, Vladimir Putin, recientemente envió una carta a 18 países europeos consumidores de gas ruso, diciéndoles que, aunque Rusia pretende honrar todos sus acuerdos de provisión de energía, la situación en Ucrania está llegando a un punto crítico donde el abastecimiento de gas ruso a Europa a través de Ucrania podría verse amenazado. En declaraciones a la prensa, Putin resumió lo que escribió a sus homólogos europeos:
“Rusia está actuando muy pulcramente, con gran consideración y respeto hacia sus socios. Ciertamente garantizaremos completamente el cumplimiento de todas nuestras obligaciones con nuestros consumidores europeos. Nosotros no somos el problema, el problema es asegurar el tránsito a través de Ucrania…”
¿De qué está hablando?
Dependencia energética en el “Imperio del Mal”
El gas natural ruso es transportado a Europa a través de 12 tuberías, de las cuales tres son directas (a Finlandia, Estonia y Latvia), cuatro a través de Belarús (a Lituania y Polonia), y cinco a través de Ucrania (a Eslovaquia, Rumanía, Hungría y Polonia). En el 2011, una tubería adicional, Nord Stream, fue abierta para llevar gas directamente a Alemania a través del Mar Báltico. Todo el asunto del Nord Stream fue negociado por Alemania como una forma de evitar un potencial problema en la entrega a través de sitios como Ucrania que históricamente ha tenido una relación problemática con Rusia. Nord Stream incluye una tubería a Alemania que pasa a través de Polonia, quien también es visto como un país potencialmente antagonista con Rusia.
Países europeos como Estonia, Finlandia, Latvia y Lituania, reciben el 100% del gas que consumen de Rusia. Eslovaquia y Bulgaria reciben el 98 y 92% respectivamente. Las naciones más grandes de Europa como Alemania, Francia, España, el Reino Unido e Italia, todas reciben menos cantidades pero, aún así, significativas. Juntos, Alemania e Italia, consumen casi el 50% de todo el gas importado a la Unión Europea. Además, a partir del 2007, la Unión Europea importa el 32.6% del total de su petróleo desde Rusia. El carbón también es importado desde Rusia a la UE en cantidades significativas.

Las tuberías de gas ruso cruzan Europa del Este en su camino al glorioso Oeste.
En el año 2009, en medio de acusaciones rusas de que el Gobierno de Ucrania había estado ocultando gas destinado a otros países europeos, todo el abastecimiento de gas ruso a Europa Occidental a través de Ucrania fue suspendido debido a que este país rehusaba pagar deudas contraídas en compras de gas a Rusia. Varios países de Europa experimentaron una crisis energética como resultado.
Antes de la crisis del 2009 hubo otra similar en el año 2006, y la que está ocurriendo en este momento veremos que sólo puede ser descripta como una disputa dentro de la oligarquía Ucraniana compitiendo por el control de los beneficios derivados del gas ruso transportado a través del país y vendido en Ucrania. Debe agregarse a esto la presencia omnipresente de los EE.UU. persiguiendo desde hace décadas su “interés estratégico”, intentando debilitar la asociación energética entre Rusia y la UE.
Ya en los años 80, la administración Reagan se percató del potencial problema de la sociedad Rusia-UE e intentó detener la construcción de una primigenia tubería desde Rusia a los países europeos ordenando a todas las corporaciones norteamericanas y a sus subsidiarias europeas que no vendan equipamiento destinado a aquel proyecto. Sin embargo, las cuestiones prácticas se impusieron, con la Chairman of Dresser France (una subsidiaria de una corporación de Texas que fabricó compresores para usar en las tuberías) diciendo: “Las leyes de los EE.UU. no son las leyes de mundo entero” (¡diciéndoselo a los norteamericanos!). El reciente golpe en Ucrania patrocinado por EE.UU. y el punto muerto con Rusia parece ser un renovado esfuerzo de los EE.UU. por separar a Europa de Rusia. El hecho de que ambas entidades estén en territorios contiguos y que, naturalmente, puedan entablar relaciones comerciales de cualquier orden es, aparentemente, un obstáculo a superar.
Mientras que no cuento con información interna sobre las políticas del Gobierno ruso en los últimos 13 años, me parece que Putin y su Gobierno han conducido a los belicistas de Occidente hacia una trampa. Después de los ataques del 11S y con el advenimiento de la interminable “Guerra contra el Terror”TM, Rusia bailó al ritmo de Occidente, uniéndose a sus juegos de guerra y participando de las cumbres organizadas por los grandes poderes. Pero detrás de escena, dos cosas muy importantes estaban ocurriendo en Rusia: las fuerzas militares rusas estaban siendo reorganizadas y modernizadas, y el Gobierno ruso consolidaba la dependencia europea de la energía rusa. Para el 2014, el Gobierno de Putin estaba en posición para, por lo menos, afirmar sus derechos en su inmediata “esfera de influencia”.
La carta de Putin se puso caliente tras una declaración del flamante Ministro de Finanzas Ucraniano, recientemente instalado por el golpe, Oleksandr Shlapak, anunciando que el Gobierno no usará el dinero prestado por el FMI, la UE y los EE.UU. para pagar su abultada deuda con Rusia. En una reunión reciente del FMI y el Banco Mundial en Washington DC, Shlapak dijo:
El dinero que recibimos del FMI será dividido entre las reservas del Banco Nacional y el presupuesto del Estado. [...] Así que no planeamos gastarlo en el pago de la deuda con Rusia.”
Para empeorar las cosas, el Ministro de Energía “interino” de Ucrania, Yuri Prodan, declaró que Ucrania se está preparando para recurrir al arbitraje de la corte de Estocolmo debido a que, según ellos, el precio del gas Ruso es “inaceptable después de todos los descuentos que fueron quitados”. Además, Prodan dijo que Ucrania está negociando con la UE sobre la posibilidad de revertir las entregas a Ucrania. “Revertir las entregas a Ucrania” significa que Ucrania obtendría gas ruso “por la puerta trasera”, por decirlo de algún modo, es decir, a través de Francia u otro país europeo después de que el gas ¡ya haya sido entregado a través de Ucrania!
Desde la perspectiva rusa, existe el riesgo de repetir la debacle del 2009, donde Ucrania estuvo ilegalmente desviando gas ruso destinado al resto de Europa. La idea de “revertir las entregas”, sin embargo, no parece que fuera a dar resultado, puesto que el contrato que la UE firmó para recibir gas ruso es muy probable que contenga cláusulas que prohíban este “doble-conducto”.
Lo que Putin está, más bien tímidamente, dando a entender (alto y claro, que conste) en su carta a la UE es que, aunque EE.UU. y la UE tengan la intención de que los enormes préstamos otorgados al recién instalado régimen marioneta en Ucrania sean usados para “abrir” la economía ucraniana al saqueo de Occidente, quitar a Ucrania de la “esfera de influencia” rusa, y quizás intentar promover el aprovechamiento de sus propias reservas latentes de gas y petróleo, conlleve un leve problema.
Ucrania le debe a Rusia muchísimo dinero; una parte en forma de 2.200 millones de dólares en concepto de pagos atrasados a Gazprom, aunque el total de la deuda asciende a la exorbitante suma de 16.600 millones de dólares. Así que con la mejor voluntad en el mundo, Putin está lamentando tener que decir que si Ucrania no paga al menos los 2.200 millones y comienza a pagar por todo el gas ruso por adelantado, Gazprom puede quedar inhabilitado para continuar financiando el abastecimiento de gas a través de Ucrania a los países de la UE… ¿una advertencia tal vez?
Cría fama y échate a dormir…
La UE y sus jefes supremos de EE.UU. deseaban tan fervientemente “estrechar las relaciones” con Ucrania que a principios de este año se involucraron en un golpe totalmente antidemocrático en este país. Bien, ahora que ellos tiene que “estrechar los lazos”, Putin simplemente les está recordando que deben lidiar con el engorroso problema de la abultada deuda de Ucrania con Rusia, y con el hecho de que el gas ruso destinado a Europa debe transitar a través de Ucrania.
Si en su odio irracional de todo lo ruso, las marionetas políticas ucranianas permanecen ciegas a la realidad política y piensan que están en posición de ignorar el exigencia rusa de saldar su deuda, lo mismo no puede decirse de la UE. Hablando por Alemania y por todos los “socios” de la UE dependientes (de una manera u otra) del gas ruso, la Canciller Ángela Merkel parece finalmente haber despertado a la dura realidad de la situación, y se ha dado cuenta de que si hay alguien que esta desconectado de la realidad, son los impulsores norteamericanos y europeos del “cambio de régimen” y de sus lacayos ucranianos.
En respuesta a la carga de Putin, Merkel dijo:
“Hay muchas razones para tomar muy en serio este mensaje [...] y para que Europa responda como una Europa unida. Cuando demos estos pasos, podremos estar seguros de que hemos llegado a una respuesta conjunta para todos los países que enfrenten el problema debido a que ellos están recibiendo gas desde Gazprom. A los estados europeos les gustaría ser buenos clientes, pero así mismo también nos gustaría estar seguros de que el abastecimiento de gas ruso no será interrumpido.
El Departamento de Estado de los EE.UU., quien supervisó el golpe de Ucrania, por otro lado, intervino en el debate con la típica, hueca e hipócrita retórica con la que se han hecho ampliamente famosos en los últimos años:
La portavoz del Departamento de Estado de los EE.UU., Jen Psaki, ha acusado a Rusia de incumplir el acuerdo de proveer gas a Kiev a precio reducido y de usar la “energía como una herramienta de coerción contra Ucrania“. El precio que Ucrania está en la actualidad pagando “claramente no es consecuencia de las fuerzas del mercado y está por encima del precio promedio pagado por los miembros de la UE“.
La respuesta de Putin a los entrometidos oficiales del Departamento de Estado fue perfecta:
Esta es una situación algo extraña porque está muy mal leer la correspondencia de otras personas. Esta carta no fue dirigida a ustedes, sino a los consumidores europeos de gas. Nadie desconoce el hecho de que nuestros amigos estadounidenses están espiando a todo el mundo, pero de ahí a pasar a practicar el “voyeurismo” es una cosa realmente lamentable.
¿Quién necesita la guerra nuclear cuando usted mismo puede condenarse a una muerte segura?
Aunque no tengo dudas de que los líderes de la UE, como Merkel y Hollande (por no mencionar a los halcones de la guerra fría del Departamento de Estado de EE.UU.), estarían llenos de alegría si pudieran imponer verdaderas sanciones sobre Rusia por su “intromisión” en Ucrania (quizá alguna sanción como la impuesta a Iraq en 1990 que asesino 500.000 niños iraquíes), sus opciones son más bien limitadas. La forma obvia de, efectivamente, dañar las ventas de energía de Rusia sería imponiendo sanciones sobre sus exportaciones de gas y petróleo. Pero puede verse el problema; cancelando la compra de energía a Rusia, Alemania y otros países de la UE estarían dándole al mundo un claro ejemplo de lo que significa “tirar piedras sobre tu propio tejado”. Así que es altamente improbable que eso ocurra porque, como Merkel dejó en claro en las palabras citadas arriba, los políticos de la UE siguen siendo capaces de hacer un balance de los hechos con los pies sobre la tierra.
Del otro lado del Atlántico, sin embargo, no existe tal aterrizaje en el mundo real, porque, como bien sabemos, quienes están al mando en Washington son “creadores de realidades“; ellos pueden “crear la realidad” a medida que avanzan, mientras que lo que queda para nosotros, el resto de los mortales, es “estudiar prudentemente lo que ellos hacen”. Es así que el último plan de EE.UU. para romper la cordial relación entre Rusia y la UE es muy real.
En las últimas semanas, dos proyectos han ingresado al Congreso de los EE.UU. – uno a la Cámara de Representantes (H.R. 6) y otro al Senado (S. 2083) – que tratan sobre hipotéticas exportaciones de gas natural líquido (GNL) a Europa. La idea es producir, por medio de la técnica del fracking (técnica de extracción de hidrocarburos conocida como fractura hidráulica), aplicada exhaustivamente en territorio estadounidense, suficiente gas natural para enviar a Europa, de modo tal que ésta no dependa más del abastecimiento ruso. Cory Gardner, el congresista republicano que introdujo el proyecto en la Cámara, estaba obviamente tan excitado por su potencial, que no pudo resistir insertar a su lastimera súplica de apoyo a su proyecto de ley una inusitada referencia al 11S: [NdE: 9/11 en inglés]
…oponerse a esta ley es como colgar una llamada al 911 de nuestros amigos aliados“, exclamó Gardner.
Este plan es literal y figurativamente una “fantasía inalcanzable”. Como Naomi Klein dice:
“Montar la infraestructura necesaria para exportar gas a esta escala tomaría varios años en permisos y construcciones. Una simple terminal de GNL puede costar 7.000 millones de dólares y debe ser alimentada por una masiva y entrelazada red de gasoductos y estaciones de compresión, además de requerir su propia planta de energía que genere suficiente para licuar el gas mediante superenfriamiento. Para el momento que este superproyecto esté en marcha, Alemania y Rusia podrían ser grandes amigos.
Si este fuera un caso más de locura geopolítica al otro lado del charco, el pueblo estadounidense podría ser perdonado por hacer la vista gorda a todo, pero el plan para incrementar dramáticamente el fracking dentro de EE.UU. para “ayudar a nuestros amigos y aliados” [y para separarlos de Rusia] acarreará una seria amenaza para “el estilo de vida americano”, o simplemente para la vida de los norteamericanos.
Un reporte reciente en Los Angeles Times revela que geólogos de Ohio han hallado una relación entre el fracking y la aparición repentina de “ráfagas” de sismos. Dado que en la costa oeste de EE.UU. “se espera un sismo realmente grande” y Oklahoma ha estado experimentando una cantidad record de terremotos (donde el fracking está a la orden del día), hacer el lanzamiento de “frackapalooza” [NdT: en referencia al conocido superfestival de la música Lollapallooza] dentro de EE.UU. ¿Suena acaso como una buena idea para usted? Otro estudio reciente también norteamericano ha concluido que el fracking agota las reservas de agua en áreas secas de EE.UU.. Este reporte viene a raíz del invierno más caluroso y seco registrado jamás en California.
¿Recuerda que mencioné anteriormente que el reciente Gobierno ucraniano instalado a través de un golpe antidemocrático estaba poseído de (o por) un odio irracional a Rusia? Bien, claramente no están solos. De hecho se podría decir que la flamante administración marioneta ucraniana es hija bastarda ideológica del Departamento de Estado Norteamericano, la grotesca descendencia política del matrimonio en la vida real entre la Asistente de la Secretaría de Estado para los asuntos de Europa y Eurasia, Victoria Nuland, y el archi neoconservador y magnate del Insituto Brookings, Robert Kagan.
En los últimos meses, Putin ha observado a EE.UU. organizar un desaconsejable golpe de estado en Ucrania que colocó en el Poder a un puñado de dementes derechistas nacionalistas con un odio irracional hacia Rusia, quienes procedieron en antagonizar a tal punto a la numerosa población de la etnia rusa en Ucrania, que Crimea se separó y grandes porciones del Este de Ucrania están empujando en esa misma dirección. Ahora que Ucrania quedó marginada social, política y financieramente, Putin observa a la UE actuando aún con mayor incompetencia que lo habitual, tratando de imagina hasta que punto las cosas podrían empeorar después de elegir el lado norteamericano de la contienda, haciendo a un lado al oso ruso que lo abastece (pero no a EE.UU.) con recursos energéticos vitales [Uh!].
Y desde lejos, en la distancia, Putin observa a los creadores del Imperio Norteamericano intoxicados por el aire “excepcional” que rodea su “brillante ciudad en la colina”, que en un esfuerzo por asegurar que los EE.UU. continúen siendo los reyes supremos de un mundo unipolar, están dispuestos a arriesgar, y quizá precipitar, la destrucción literal de parte de los EE.UU. Tirando piedras sobre tu propio tejado o abriendo la puerta a catástrofes geológicas, sólo así puedes “acertar un golpe” a tu archienemigo, quien mira con desconcierto como tu nave se hunde bajo las olas.